domingo, 31 de maio de 2020

SUDDHA DHYANA. CONTEMPLACIÓN Y UNIFICACIÓN CON EL PARA – BRAH – MA





Por: Sri Vájera Yogui Dasa  (Don Benjamn G. Valenzuela)
         Jnana Dhata Suddhacharya do SDM

La Inmanencia del Supremo Espíritu en todos los seres, en todas las cosas y en todas partes.
Para comprender que la Sustancia    Pura de Dios está en todas las cosas y en todos los seres, hay que borrar de la mente la idea de la “separatividad”, lo cual se facilita mediante el ejercicio mental sobre la trascendencia del PARABRAHMAN, ejecutando la práctica del BHAVANA o contemplación imaginativa de la Unidad Cósmica.
¿Cómo podemos tener conciencia de la inmutable presencia del Espíritu o Sustancia Pura de Dios en todas los seres y en todas las cosas? ¿Cómo esta la Sustancia Pura de la divinidad en las piedras, en el agua, en las flores, en el aire, en el fuego, en nosotros mismos? ¿Cómo podemos alcanzar el grado de conciencia que nos permita intuir que el Supremo Espíritu compenetra la multiplicidad?
¿Cómo debemos pensar para comprender que la vida de Dios está en los animales, en los árboles, en el amigo y en el enemigo, en el santo, en el pervertido y en lo inmundo?
¡Qué difícil es creer esto para mucha gente! Sin embargo, cuando el ser progresa en el conocimiento espiritual, esto que parece tan difícil y hasta absurdo, se entiende poco a poco hasta llegar primero a vislumbrar con el intelecto, la trascendencia de la divinidad en todo.
Estas palabras: “Dios está en todas las cosas, Dios está en todas partes” Se confirman en las Epístolas de San Pablo, puesto que así decía: “En Dios nos movemos, en Dios existimos, en Dios mantenemos nuestro ser” “En Dios nacemos y morimos” ¿Cómo podemos entender esto con claridad? ¿Es esta verdad difícil de comprender por estar fuera de la razón? ¿Cómo podemos imaginar que Dios mora en la inanimada piedra o en lo más podrido?
Los grandes santos de las variadas religiones y Yoguis de la India, han llegado a tal grado de visión divina que pueden por experiencia propia, tener conciencia de que la Divina Esencia está en todas partes. Me esforzaré en darles un ejemplo claro al respecto. Si nosotros tenemos fe de que el alma o conciencia de un ser santo tiene cierta relación o contacto con una estampa consagrada, con una reliquia o con una estatua que lo representa y reverentemente nos ponemos a sus pies, lo miramos al rostro, las manos, el traje, etc. Tal como si estuviésemos delante del Ser mismo y le pedimos ayuda en nuestras aflicciones a esa figura representativa de un ser, sabedores de que ella es de yeso, hierro o cartón.
¿Está allí acaso el Alma Consciente del Ser implorado o esa representación es simple materia, con apariencia humana, con ojos que no ven, cabeza sin cerebro y cuerpo sin vida?
Sin embargo, con el impacto predecido de nuestra psiquis por esa figura de simple materia tangible, nuestra mente más los sentidos del alma nos hace imaginar que estamos ante la persona venerada como si Ella estuviera realmente allí presente. En esos momentos, en nuestro interior, deja de ser una figura inerte, para convertirse imaginativamente por obra de la fe, en el Ser Santo que hemos invocado. Nadie que comprenda la parte oculta de esta actitud mental, pensaría que uno está loco al efectuar así una súplica, puesto que se sabe que valiéndose de la influencia psíquica de las imágenes se provoca en la mente una comunicación sutil con el santo Ser invocado. Mediante el poder mental, activado por la imaginación y la fe, es más fácil para nosotros lograr comunicación espiritual con el Santo Ser que representa la estampa, la estatua o el símbolo. Si nuestra fe creciera y nuestro conocimientos aumentaran, experimentalmente veríamos que Dios y los grandes seres unificados con Él, no están únicamente en las imágenes sino en todos los seres en comunión con el Supremo Espíritu y Conciencia del Universo, difundidas en todas partes y que sus Conciencias pueden ser contactadas por nosotros cuando nuestros sentidos están debidamente preparados.
Las innumerables transmisiones de las emisoras de radio y televisión, a través de los éteres sutiles se difunden a un mismo tiempo en el mundo entero; para llegar a percibirla es necesario conectar los artefactos a la corriente eléctrica y encenderles la luz (la iniciación que enciende al Yoti o llama) y conectarles la onda deseada mediante la búsqueda exacta en el dial (la meditación en el Chakra o centro correspondiente) Mientras más potente y perfecto sea el aparato receptor, mejores serán las comunicaciones que se reciban. Esta es la razón de que mientras más puro sea el cuerpo y la mente superiores serán las captaciones de los seres y las vibraciones gloriosas de los mundos espirituales.
Cuando tal conocimiento se realiza, todas las cosas y seres entran a ser motivo de veneración y de amor.
La Divinidad o Supremo Espíritu, mora como una penetrante e indivisible alma a través de todas las manifestaciones materiales, sin que dichas manifestaciones formen por separado partes de un Dios o dioses personales. La Conciencia del Absoluto está en todas partes, trascendiendo las cualidades materiales. Si arrancamos los ganchos de un árbol, la sustancia de Dios a través de ellos sigue existiendo siempre, sin variación alguna. La vida de Dios es inmutable compenetrando el cambiante universo, sin que nada pueda interrumpir, disminuir o aumentar la Unidad perfecta de Su Gloria.
Pondré otro ejemplo: Cada uno de nosotros en este plano físico formamos individuos separados o personalidades distintas. Esta individualidad hay que comprenderla en cuanto a lo material y en cuanto a lo espiritual. Nosotros no somos la materia que usamos en nuestro cuerpo, tal como no somo el traje que llevamos puesto. Nuestro traje cuando se envejece o se rompe y es inadecuado para nuestras actividades, lo cambiamos por otro nuevo. El espíritu individualizado, personal y verdadero, donde radica la Raíz de la Conciencia, es el ser real; cuando decimos “Yo” nos referimos al espíritu propio, pero no al vehículo corpóreo que estamos usando. Al YO, Espíritu Conciencia, dentro de la forma humana, lo denominamos YO SUPERIOR y a las vestiduras materiales, Yo inferior. Por lo tanto, debemos distinguir el Yo espiritu y el Yo materia.
Si se le amputa una pierna a una persona ¿deja de ser ese individuo quien era antes) No por supuesto, él sigue siendo en esencia el mismo individuo; al espíritu le quedará el “traje” material menos apto para actuar en la vida terrestre, pero el individuo como Conciencia es el mismo ser con pierna o sin ella. Suponiendo que se le amputaran las dos piernas, que le cortaran los brazos ¿sigue ese ser siendo en conciencia el mismo? Claro que sí, aún cuando no le quede más que el tronco donde sigue palpitando el Espíritu Conciencia. Si a esa persona le sacaran todavía un riñón, el apéndice, parte del estómago, los ojos y ya no le quedara nada más que eliminar de su cuerpo, siempre seguiría la misma “Vida Conciencia” integrando desde dentro la “personalidad”. Es el traje físico el que se destruyó, pero el espíritu que compenetraba todo el organismo no ha sido dañado en lo más mínimo; lo que se mutiló fue únicamente el traje representativo de su figura exterior.
Nuestro espíritu permanece siempre perfecto, aún cuando se destruyan partes vitales del cuerpo físico. El espíritu de Dios, que es a imagen y semejanza del nuestro, compenetra y trasciende todas las cosas que existen en el infinito, sin que jamás sea afectado por causa alguna. Comprendamos pues que, aún cuando se quiebre el gancho de un árbol, no se le resta una parte a Dios; tal comprensión intelectual la aceptamos sabiendo que Dios o el Espíritu Cósmico está invisible a través del cuerpo infinito del universo formado por partículas pequeñas y sistemas inmensos de vías lácteas y de mundos. El Supremo Espíritu permanece difundido, intacto e inmutable en todas partes. Si esto se llega a comprender con absoluta claridad, tendremos la certeza de que Dios está en el cielo, en la tierra y en todo lugar, denotando así de que la conciencia del hombre se ha superado.
Cuando este sentir lo mantenemos minuto a minuto en nuestra vida, en todas las ocasiones y siempre, promovemos en nuestro interior un crecimiento espiritual formidable, debido a que en los momentos de adoración no solamente tomamos un contacto sensitivo y un conocimiento progresivo de cualidades divinas, sino que vamos adorándole en el diario vivir de nuestra existencia y donde quiera que vayamos irradiamos amor puro, con el interno sentimiento de que el Espíritu de Dios está manteniéndose eternamente presente en todas partes, conservando el orden constante y eterno del Universo, como también la vida de los seres; entonces comenzamos a desplegar las alas místicas para alcanzar los estados espirituales que pueden orientarnos en el Sendero de las iniciaciones que abren los siete sellos y así, comprobamos la verdad de que el Espíritu Santo está pleno de Gloria, Sabiduría y Poder, difuso sutilmente a través de la manifestación total del Universo.
Es señal que se ha hecho meritorio de un personal Karma divino, el haber llegado a tener acceso a los estudios, prácticas, ceremonias o simplemente, a las reuniones fraternales que se efectúan en los Ashramas del Mandalam, en las cuales se da el conocimiento intelectual de la inmanencia inmutable del espíritu de Dios a través de todos los seres y mundos. Teniendo comprensión de esta sabiduría, el discípulo puede practicar con éxito la meditación trascendental, la cual conduce progresivamente hacia el contacto con las Shaktis o fuerzas gloriosas que surgen del infinito. Esas Shaktis cósmicas despiertan en el individuo los poderes latentes del alma, mediante los cuales adquiere resistencia física para evitar enfermedades y además, la meditación trascendente practicada con alegría y amor divino, abre los Chakras o flores del alma, poseedoras de energías diferentes las cuales vivifican los sentidos sutiles que nos facultan para comprobar la existencia de los seres que viven en otros planos superiores de materia. El que medita en la Divinidad Cósmica, igualmente forma una coraza defensora compuesta de materia purísima la cual, no pueden penetrar las fuerzas malignas.
Antes de finalizar este escrito, deseo dejar bien en claro que; aún cuando el Bhávana o comprensión de la unidad es el conocimiento esencial que nos conduce al concepto del Dios Cósmico que debe tener muy claro todo discípulo que anhele seguir correctamente el sistema de Yoga que los Maestros del Mandalam enseñan. También es necesario que tenga instrucción y siga conjuntamente las varias divisiones principales que nombraré a continuación.
Dhyana Externa
Este existe en la contemplación imaginativa de Jerarcas y Devas de los mundos espirituales, permaneciendo con amor santo y alegría en actitud mental de recibir la transfusión de sus bendiciones de Gloria.
La ignorancia de la Ciencia de la Sabiduría Divina es aprovechada por las “fuerzas negras” que trabajan desde los bajos mundos sutiles, inspirando a las personas terrenales de escasa evolución hacia el egoísmo, el odio, la guerrilla, la desesperación, el crimen o la muerte. Para liberarnos de tal mal, tenemos que implorar diariamente a los Jerarcas de la Luz, la sabiduría y la fuerza necesaria para ser capaces de descubrir, mediante sus inspiraciones, la verdad eterna. Tenemos que pedir a los Maestros de Sabiduría que aclaren nuestra mente y nos conduzcan desde la oscuridad a la Luz; que despierten nuestra inteligencia y nos den fuerzas y valor para seguir luchando entre la humanidad pervertida que se debate en las tinieblas del error. Los Maestros de la Jerarquía del Suddha Dharma Mandalam, pueden ayudarnos en las prácticas de su sistema Yóguico para que tengamos el coraje y una firme voluntad de continuar sin interrupción el Sendero perfecto que nos lleva al “Prapty” o liberación de las amargas ligaduras de esta vida terrenal.
Por otra parte, las huestes de Devas concurren a ayudar al que, con pura intención se esfuerza tenazmente ´por conseguir superiores realizaciones intelectuales o morales con el propósito de capacitarse para socorrer con amor y felicidad a los que sufren física y sentimentalmente, siempre que vengan deseosos de refugiarse al amparo de la Sabiduría Divina proclamada por nuestros Maestros.

Dhyana Interna
Este Diana se practica con alegría y amor, contemplando mediante la imaginación el Atma o Luz Divina que está en el Santuario del corazón.

Dhyana Suddha (trancendental)
Los dos Dianas anteriores son las meditaciones que se practican antes de ejecutar el Diana o la Meditación Trascendental que he tratado brevemente aquí, relacionada con la Inmanencia de Dios en todas las cosa y seres, por esencia, presencia y potencia; llenando el Infinito con su Omnipotente Poder, Omnisciencia y Gloria.

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DHYANA TRANSCENDENTAL

Por :   Sri Váyera Yogi Dasa

Praticar a “Meditação Transcendental” é um dos exercícios mais agradáveis e benéficos que o ser humano pode executar. Para algumas pessoas, é a mais fácil e a que lhes produz maior bem.
Tal como no Dhyana Interior, nada se pede, o discípulo somente se rende totalmente à Divina Vontade de Deus.
Aqui também damos um exemplo que pode ser tomado como fórmula para executar esta “Meditação Transcendental”. Imaginemos, tanto tempo quanto nos seja possível, que somos formados do mais puro cristal e que a Luz Cósmica, Divina e Infinita, nos transpassa comunicando-nos vida, amor e glória. Também se pode imaginar que todo o nosso ser está submerso no centro de um mar infinito, tal como uma esponja submersa na água do mar, que lhe rodeia e compenetra totalmente, dando-lhe existência. Da mesma maneira, essa água está infundindo vida a incontáveis outras esponjas que também crescem e se desenvolvem vivificadas pela mesma água. Igualmente, todos os seres humanos se formam na única Vida Universal que está no Céu, na Terra e em todo lugar.