quarta-feira, 10 de junho de 2020

Yoga Sandhya (10.06.2020) - Prática para a Saúde Física, Mental e Espiri...

Unificación con el Para Brahma


Por: Sri Vájera Yogui Dasa (Don Benjamin Gúsman Valenzuela)
Jnana Dhata Suddhacharya do SDM


La Inmanencia del Supremo Espíritu en todas las cosas y todos los seres.
Para comprender que la Substancia Pura de Dios está en todas las cosas y en todos los seres, hay que borrar de la mente la idea de la “separatividad”, lo cual, se facilita mediante el ejercicio mental sobre la Trascendencia del Para Brahman (Espíritu Universal), ejecutando la práctica del Bhávana o contemplación imaginativa de la Unidad Cósmica.
Cómo podremos tener conciencia de la inmutable presencia del Espíritu o Substancia Pura de Dios en todos los seres y en todas las cosas?
Cómo está la Substancia Pura de la Divinidad, en las piedras, en el agua, en las flores, en el aire, en el fuego, en nosotros mismos?
Cómo podemos alcanzar el grado de conciencia que nos permita intuir que el Supremo Espíritu compenetra la multiplicidad?
Cómo debemos pensar para comprender que la vida de Dios está en los animales, en los árboles, en el amigo y en el enemigo, en lo santo, en el pervertido y en lo inmundo?
Qué difícil es creer esto para mucha gente! Sin embargo, cuando el ser progresa en el conocimiento espiritual, esto parece tan difícil y hasta absurdo, se entiende poco a poco, hasta llegar primero a vislumbrar con el intelecto, la Trascendencia de la Divinidad en todo. Estas palabras: Dios está en todas las cosas.
Dios está en todas partes, se confirman en las Epístolas de San Pablo, puesto que él así decía: En Dios nos movemos, en Dios existimos, en Dios nacemos, en Dios morimos. ¿Cómo podemos entender esto con claridad?
Es ésta verdad difícil de comprender por estar fuera de la razón?
Cómo podemos imaginar que Dios mora en la inanimada piedra y en lo más podrido?
Los grandes santos de variadas religiones y yoguis de la India, han llegado a tal grado de visión divina que pueden por experiencia propia, tener conciencia de que la Divina esencia está en todas partes.
Me esforzaré en darles un ejemplo claro al respecto: si nosotros tenemos fe de que el alma o conciencia de un ser santo tiene cierta relación o contacto con una estampa consagrada, con una reliquia o con una estatua que lo representa y reverentemente nos ponemos a sus pies, le miramos el rostro, las manos, el traje, etc., tal como si estuviésemos delante del Ser mismo y le pedimos ayuda en nuestras aflicciones a esa misma figura representativa de un Ser, sabedores que dicha figura es de yeso, hierro o cartón;
Está allí acaso el alma consciente del Ser implorado, o esa representación es simplemente materia, con apariencia humana, con ojos que no ven, cabeza sin cerebro y cuerpo sin vida?...Sin embargo, con el impacto producido en nuestra psiquis.
Por esa figura de simple materia tangible, nuestra mente más los sentidos del alma nos hacen imaginar que estamos ante la Persona Venerada, como si Ella estuviese realmente allí presente.
En esos momentos, en nuestro interior, deja de ser una figura inerte, para convertirse imaginativamente por obra de la fe, en el ser Santo que hemos invocado.
Nadie que comprenda la parte oculta de esta actitud mental, pensaría que está loco al efectuar así una súplica, puesto que se sabe que valiéndose de la influencia psíquica de las imágenes, se provoca en la mente una comunicación sutil con el Santo ser invocado.
Mediante el poder mental, activado por la imaginación y la fe, es más fácil para nosotros lograr comunicación espiritual con el Santo Ser que representa la estampa, la estatua o el símbolo.
Si nuestra fe creciera y nuestros conocimientos aumentaran, experimentalmente veríamos que Dios y los Grandes Seres están unificados en El.
No están únicamente en las imágenes, sino en todos los seres en comunión con el Supremo Espíritu-Conciencia del Universo, difundidos en todas partes y que sus conciencias pueden ser contactadas por nosotros, cuando nuestros sentidos están debidamente preparados.
Las innumerables transmisiones de las emisoras de radio y televisión, a través del éter se difunden a un mismo tiempo por el mundo entero; y para llegar a percibirlas es necesario encender el aparato receptor (la Iniciación que enciende el Yoti o Llama Divina) para conectarse a la frecuencia deseada a través del dial o canal de TV (la meditación en el Chakra correspondiente).
Mientras más potente y perfecto sea el receptor, mejores serán las comunicaciones que se reciban. Esta es la razón de que mientras más puro es el cuerpo y la mente, superiores serán la captación de los seres espirituales y las vibraciones gloriosas de los mundos espirituales.
Cuando tal conocimiento se realiza, todas las cosas y seres entran a ser motivo de veneración y amor.
La Divinidad o el Supremo Espíritu, mora como una penetrante e indivisible alma a través de todas las manifestaciones materiales sin que dichas manifestaciones formen por separado partes de un Dios o dioses personales.
La Conciencia del Absoluto está en todas partes, trascendiendo también las cualidades materiales. Si arrancamos las ramas de un árbol, la Substancia de Dios a través de estas sigue existiendo siempre, sin variación alguna.
La Vida de Dios es inmutable, compenetrando el cambiante Universo, sin que nada pueda interrumpir, disminuir o aumentar la Unidad perfecta en Su Gloria.
Pondré otro ejemplo: cada uno de nosotros, en este plano físico, formamos individuos separados o personalidades distintas. Esta individualidad hay que comprenderla en cuanto a lo material y en cuanto a lo espiritual. Nosotros no somos la materia que usamos en nuestro cuerpo, tal como no somos el traje que llevamos puesto.
Nuestro traje, cuando se envejece o se rompe y es inadecuado para nuestras actividades, lo cambiamos por otro nuevo. El Espíritu individualizado, personal y verdadero, donde radica la Raíz de la Conciencia es el Ser Único.
Cuando decimos “Yo”, nos referimos al espíritu que habita en nosotros y no al vehículo corpóreo que estamos usando. Al Yo-Espíritu-Conciencia, dentro de la forma humana, lo denominamos Yo Superior y a las vestiduras materiales, Yo Inferior.
Por lo tanto, debemos distinguir entre el Yo-Espíritu y el Yo-Materia.
Si se le amputa una pierna a una persona, ¿deja de ser ese individuo el que era antes de la operación?
- No, por supuesto, él sigue siendo en esencia el mismo individuo; al espíritu le quedará el traje material menos apto para actuar en la vida terrestre, pero el individuo como Conciencia es el mismo ser, con la pierna o sin ella. Suponiendo que se le amputaran las dos piernas, que le cortaran los brazos, sigue siendo en conciencia el mismo?
Claro que sí, aun cuando no le quede más que el tronco donde sigue palpitando el Espíritu-Conciencia.
Es el traje físico el que se destruyó, pero el espíritu que compenetraba todo el organismo no ha sido dañado en lo más mínimo; lo que se mutiló fue únicamente el traje representativo de su figura exterior.
El Espíritu de Dios que es a imagen y semejanza del nuestro, compenetra y trasciende todas las cosas que existen en el infinito, sin que jamás sea afectado por causa alguna.
Comprendemos pues que, aun cuando se rompa la rama de un árbol, no se le resta una parte a Dios; tal comprensión intelectual la aceptamos sabiendo que Dios o el Espíritu Infinito son inviolables y está a través del Universo Infinito, desde partículas pequeñas y sistemas inmensos de vías lácteas y sus mundos.
El Supremo Espíritu permanece difundido, intacto e inmutable en todas partes. Si esto se llega a comprender con absoluta claridad, tendremos la certeza de que Dios está en el Cielo, la Tierra y en todo lugar, denotando así que la Conciencia del hombre se ha superado.
Cuando este sentir lo mantenemos minuto a minuto en nuestra vida, en todas las ocasiones y siempre, promovemos en nuestro interior un crecimiento espiritual formidable debido a que; en los momentos de adoración no solamente tomamos un contacto sensitivo y un conocimiento progresivo de las cualidades divinas, sino que vamos adorándole en el diario vivir durante nuestra existencia y donde quiera que vayamos irradiando amor puro, con el interno sentimiento de que el Espíritu de Dios está manteniéndose eternamente presente en todas partes, conservando el orden constante y eterno del Universo, como también la vida de los seres; entonces comenzamos a desplegar las alas místicas para alcanzar los estados espirituales que pueden orientarnos en el sendero de las Iniciaciones que abren los siete sellos (chakras) y así, comprobamos la verdad de que el Espíritu Santo está pleno de Gloria, Sabiduría y Poder, difuso sutilmente a través de la manifestación total del Universo.
Es señal de que se ha hecho meritorio de un personal Karma divino, el haber llegado a tener acceso a los estudios, prácticas, ceremonias o simplemente a las reuniones fraternales que se efectúan en las ashramas del Mandalam, en las cuales se da el conocimiento intelectual de la inmanencia inmutable del Espíritu de Dios a través de todos los seres y mundos.
Teniendo comprensión de esta sabiduría, el discípulo puede practicar con éxito la meditación trascendental, la cual conduce progresivamente hacia el contacto con las Shaktis o energías que surgen del Infinito.
Esas Shaktis cósmicas despiertan en el individuo los poderes latentes del alma, mediante los cuales adquiere resistencia física para evitar enfermedades y además, la meditación trascendente practicada con alegría y amor divino, abre los chakras o flores del alma, poseedoras de energías diferentes, las cuales vivifican los sentidos sutiles que nos facultan para comprobar la existencia de los seres que viven en otros planos superiores de materia.
El que medita en la Divinidad Cósmica, igualmente forma una coraza defensora compuesta de materia purísima, por la cual, no pueden penetrar las fuerzas malignas.
Antes de finalizar este estudio, deseo dejar bien en claro que el Bhávana o comprensión de la Unidad Divina en todo, es el conocimiento esencial que nos conduce al concepto del Dios Cósmico, y esto lo debe tener muy asimilado todo discípulo que anhele seguir el sistema de Yoga que los Maestros del Mandalam enseñan.